ANA ESPIGA IN MEMORIAM
LA UNIÓN DE LA ENTREGA Y LA ALEGRÍA
Tanta alegría que derrochaba, tanta energía incontenida, sobre todo tantas ganas de ayudar y servir a los demás pareciera que sortearían todos los tiempos previamente ya establecidos. Si alguien podía burlar la hora era ella, con su sonrisa permanentemente encendida, con su pensamiento siempre puesto más en el prójimo que en ella misma. Pero incluso la sonrisa permanente un día ha de tomar aliento, reposar, para de nuevo volver a bajar, si cabe aún, más espléndida.
En su corazón grande reunía lo mejor del Sur y del Norte, la alegría andaluza y el ordenamiento y la planificación de nuestras tierras. Por eso nos la peleábamos, por eso la queríamos tanto arriba y abajo, por eso no le olvidaremos, la tendremos tan presente en los círculos del verano que ya se están acercando.
La última vez que vino al Foro Espiritual de su ciudad natal le acompañaba un grupo de extraordinarias mujeres sevillanas. Nada más llegar recorrieron los campos buscando flores para embellecer el altar. Después entraron en una cocina inundada de bandejas sucias y lo dejaron todo como una patena. Es difícil olvidar a mujeres que llegan de tan lejos y sólo acercan flores, alegría y entrega, amén de ese hablar cantarín y feliz que tanto evidencia nuestra parquedad emocional. Otro verano Ana vino al campamento para acompañar a un ser que estaba saliendo de su noche más oscura y de nuevo ofrecimiento para las más diversas tareas de servicio que no le correspondían.
Tuve en suerte visitarla en el último piso de su particular Giralda sevillana, como si hubiera escalado cercanía de los cielos para preparar aleteo. Aquel refugio entre el cielo y la tierra evidenciaba fuera la belleza que ella llevaba dentro. Allí pude constatar cómo afronta la enfermedad una guerrera, no de ceño fruncido, sino de corazón y alma abierta al Superior Designio. En esa paz tan cercana a la Paz que en Ley le corresponde, no entre las máquinas de un aséptico hospital, ha querido entregar su alma al Inombrable. Ya enferma, las pocas veces que hablamos por teléfono, pareciera que le aquejara más el dolor del mundo, que el suyo propio. En su whasap estaban los niños palestinos, no la enfermedad que le cronometraba ya impaciente los días en la carne.
Vendrás con nosotros a todas partes este verano, querida Ana. Te colocaremos en nuestros floridos altares, sobre todo en el altar de nuestro corazón hoy, con tu venia, un poquito arrugado. Vendrás porque queremos honrarte, sobre todo porque queremos que alguien nos recuerde constantemente que, por encima de todo, la vida era belleza, alegría y entrega; que tomábamos cuerpo en el anhelo de entronizarlas en la Tierra.
¡Gloria a esta alma generosa que recién esta pasada noche culmina misión! Vuela alto querida hermana, porque si algo escala en las Moradas del Misterio sin Nombre, es esa entrega y sonrisa hechas una. Tú que uniste Norte y Sur, Navarra y Sevilla, une ahora lo visible y lo invisible, la materia y el aparente vacío, para que seamos sólo Uno intentando iluminar este bendito planeta en su hora también decisiva.
Siempre, siempre en nuestros corazones.
EMILIANO SIEMPRE EN NUESTRO CORAZÓN
A veces las vacaciones son sólo un cambio de oficina, un portátil reposado entre las piernas, que no en la tabla de pino, un correr cercano del agua helada de Urbasa, una brisa más revoltosa, juguetona y por lo tanto agradable... A veces son sólo unos minutos de paz para recordar y evocar al hermano entrañable que emprende el vuelo. Las innumerables escenas compartidas se agolpan en esta mañana de sorpresiva tranquilidad junto al río.
Emiliano y su inseparable Manoli, que le ha asistido hasta el último momento en la tierra, lo dieron todo por las iniciativas que organizábamos. Él compró las grandes cacerolas, los grandes termos y el utilaje culinario que seguimos usando. Sabía que vendría el tiempo de las fraternales comidas en multitud.
Él me enseñó a cocinar para grandes grupos. Me honra haber sido su discípulo y no sólo ante los siempre intensos fogones. Ellos revolvieron las grandes cacerolas, ya fuera en las peregrinaciones multitudinarias a Santiago, ya en El Foro Espiritual de Estella. Estuvimos juntos en el nacimiento de la Red Ibérica de Luz (1998), en la Peregrinación por la paz en el País Vasco (2004) y en tantos eventos que nos apoyó.
Ya muy sobrepasados los setenta años, le lancé un nuevo SOS para que cocinara para el Foro Espiritual de Estella y volvieron a subir a Navarra, dejándolo todo para implicarse en un jaleo una vez más agotador, para vestir por última vez delantal junto a nosotros.
Tamaña fidelidad y amistad, debía haber encontrado más correspondencia. Seguimos sin hacer hueco para las cosas más importantes como es acompañar el paso del buen amigo cuando renquea. Puesto que él siempre se dio por entero, debía haber ido más veces hasta el metro de Alcobendas. Él salió a buscarme este pasado invierno con un andar ya torpe, pero un espíritu igual de robusto que siempre. Se encontraba ya en los huesos, pero su sonrisa plena y madura no dejaba de asomar en su mirada hundida.
Ojalá organicemos y llevemos a cabo un merecido homenaje. En el Retiro de Madrid nos podríamos reunir las almas que estamos tan agradecidas por este hombre ejemplar que se dio por entero a los ideales espirituales, también a las causas sociales. En tanto en cuanto llega ese bien ganado círculo de homenaje, vaya este abrazo, profundo, fraterno a este hermano que de seguro ya se va ubicando en las esferas de la más pristina luz.
* En la imagen Emiliano con su querida Manoli. Ayer hablamos largo con ella por teléfono y nos transmitió la envidiable paz con la que Emiliano había agotado su aliento en la Tierra. ¡Descanse ahora en la Suprema Paz sin el lastre del cuerpo.!
ANDRÉS HITA IN MEMORIAM